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Galerías de arte efímeras: una tendencia en alza

galerías de arte pop up

La situación de las galerías de arte en la actualidad no es fácil. Por un lado, una galería es cara de mantener. Alquiler, luz, agua, teléfono, sueldos, montajes, transportes, almacenes, producción, seguros, aduanas, ferias o viajes son solo algunos de los gastos anuales a los que tienen que hacer frente. Y el alquiler del espacio es, dentro de esos gastos, uno de los más altos, sobre todo con la permanente subida de precios que desde hace años se está experimentando en ciudades y por la gentrificación de barrios hasta hace nada considerados “alternativos”. Por otro lado, además de los gastos que conlleva su gestión, en los últimos años se han producido cambios importantes en la forma de consumo de los coleccionistas que se ha traducido en una menor asistencia a las galerías. Por ejemplo, la cada vez mayor existencia de ferias, que concentran en pocos días una abundante oferta de propuestas de galerías. O el crecimiento de la compra de arte online, como analizábamos en nuestro anterior artículo sobre las tendencias del mercado del arte en 2018 y las previsiones de 2019. Estos factores conjugados hacen que tener una galería abierta permanentemente pueda, en muchos casos no ser rentable y que, consecuentemente, no pocas galerías hayan tenido que cerrar aun cuando sus propuestas expositivas eran muy interesantes.
 
galerías de arte efímeras
 
En este contexto, en los últimos años ha surgido una nueva tendencia: las galerías pop-up o efímeras. Estas galerías organizan exposiciones temporales que suelen durar entre un día y un mes y que a menudo se llevan a cabo en un espacio no tradicional, como una tienda, el estudio de un artista o un espacio en desuso. Este modelo ofrece una forma económica y fácil de aumentar temporalmente la visibilidad de la galería a la vez que evita el compromiso de un arrendamiento a largo plazo. Ofrece flexibilidad, gastos generales mínimos y un flujo de ingresos adicional. Además, el interés está concentrado en un periodo más breve de lo habitual pero también mucho más intenso y puede prolongarse luego a través de la difusión en las redes sociales y la venta en Internet.
 

Un poco de historia

 
Ya en los años 60 en Berlín se documentaron las primeras iniciativas de exposiciones efímeras. En 1964, un grupo de dieciséis artistas fundaron la «Galería de Autoayuda», que albergaba muestras de artistas emergentes en distintos lugares de la ciudad y era gestionada en su totalidad por los propios artistas. En Estados Unidos, una de las primeras experiencias de este tipo ocurrió en 2007. Ese año la Galería 151 se creó expresamente en torno a una pared cubierta de grafitis que se descubrió durante la renovación de un edificio. Para que esa pared fuera conservada (se dice que incluía pintadas de Basquiat) se constituyó de forma temporal esta galería.
El cambio esencial que se ha producido en los últimos años ha sido que estas exhibiciones efímeras se han organizado con fines comerciales, no solo expositivos. Desde entonces el número de galerías pop up no ha dejado de crecer, sobre todo en las grandes ciudades, donde los alquileres más han aumentado. En Nueva York, por ejemplo, existe desde 2009 The Pool, cuya misión, la de promover artistas a través de una red de exposiciones internacionales, la llevan a cabo sin un espacio permanente, y ya han recorrido con sus propuestas ciudades como Hong Kong, Miami, México a Londres. En Europa también se ha expandido el fenómeno, y en ciudades alemanas, por ejemplo, es bastante habitual. Este modelo está muy extendido en Berlín, no solo en el centro de la ciudad, sino también en los distritos periféricos. Un ejemplo es el espacio de proyectos JWD, que surgió como un espacio de taller provisional para exposiciones, ofertas de cursos y otros proyectos. El concepto está muy extendido también en otras ciudades alemanas como Hamburgo. La Feria de Arte P / ART se lleva a cabo cada año en un lugar diferente. Facilita el contacto directo entre artistas y coleccionistas y libera a los artistas tanto del marco institucional de una galería comercial como de la dependencia de sus canales de adquisición.
 

Propuestas para todo tipo de exposiciones

 
Al contrario de lo que pueda parecer, el fenómeno de las exposiciones efímeras no es solo algo beneficioso para proyectos galerísticos más jóvenes. Para las galerías consolidadas que ya cuentan con un espacio físico, las exposiciones pop up proporcionan la oportunidad de ampliar su programación, testar el mercado de una nueva ciudad o barrio y conectar con una nueva audiencia de posibles coleccionistas. La Pace Gallery, con sedes en Nueva York, Londres y Hong Kong utiliza este método precisamente para probar nuevos mercados en los que abrir nuevas sedes.
 
galerías de arte almacén
 
Para las propuestas que no cuentan con espacio físico es una forma de poder exponer sin la necesidad de invertir una gran cantidad de dinero. Eligiendo bien la fecha (por ejemplo, haciéndola coincidir con el calendario artístico global para crear un espacio físico en el epicentro del arte) y realizando una buena campaña de PR y comunicación, una exposición efímera puede generar  tanta visibilidad o más como la de un espacio permanente.
En cuanto a los espacios en los que se pueden situar estas galerías los hay de todo tipo. Pensar fuera de las paredes blancas de una galería puede ser más arriesgado, pero también más impactante. Lugares públicos, espacios en desuso o incluso compartidos, como es el caso de la galería Patrick Seguin en París, que tiene un programa llamado Carte Blanche por el que una galería internacional puede utilizar su espacio durante un mes.
Las opciones se multiplican y la tendencia de las galerías y exposiciones efímeras parece que va seguir aumentando. Tanto es así que ha nacido una aplicación, Storefront, que funciona como Airbnb pero centrada en en el alquiler por días o temporadas cortas de espacios efímeros, de todos los precios y en cientos de ciudades.
 

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