María Argüelles es una de las artistas más veteranas en Saisho y está con nosotros casi desde el principio. Si hablamos de arte emergente en Madrid, su nombre es un referente en este aspecto. Por eso teníamos muchas ganas de charlar tranquilamente con ella para que nos contara por qué eligió las obras que presenta en Saisho, qué significa la pintura para ella o en qué nuevos proyectos está trabajando ahora. Os dejamos con nuestro artista Saisho semanal y la entrevista a María Argüelles.
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Lo primero que quería preguntarte es sobre las obras que has presentado en Saisho.
Son pinturas que recogen momentos de experimentación y que sobre todo han servido como comienzos importantes: entender la forma pictórica desde la ausencia de pigmento, o sea la importancia de los huecos para comprender la forma; jugar con la composición a partir de masas de color y probar diferentes materiales para crear distintas texturas; trabajar una pintura en la que se perciba cierta dimensionalidad, espacios, que cada uno asuma un grado de importancia concreto. No sé… Como ves, son pinturas con una carga emocional importante.
Trabajas mucho la pintura, ¿qué te aporta esta técnica que no te aportan otras?
Hoy en día no concibo la técnica de la pintura como una técnica que se define por ese esparcir pigmento sobre una superficie. Creo en una pintura algo más transdisciplinar. Piensa en la obra de Jessica Stockholder o en Calapez o en Bill Viola. Para mí estos tres artistas también hacen pintura. Es cuestión únicamente de abrir el espectro.
Veo quizás una evolución en tu trabajo, un intento de dejar atrás de alguna forma la figuración, ¿es así?
Sí. Aunque más que dejar atrás a la figuración, es dejar a un lado la necesidad de que algo se parezca necesariamente a ese algo que está ahí fuera, ¿sabes? Ya te digo, disfruto más trabajando desde un lugar que, para mí, es un poco más liberador…
¿Y cuál es tu relación con el color en tu obra?
En algunos cursos de pintura que he impartido he comenzado diciendo que las montañas no son marrones, ni los árboles verdes, ni el cielo es azul precisamente para dar importancia al ejercicio de elegir qué color es ése. Percibir el color de las cosas significa poner atención y tener presente que un color es como es porque otros lo rodean.
Últimamente creo que también has explorado el vídeo, ¿cómo te has sentido?
El medio audiovisual es un lugar que me da la posibilidad de hablar o de contar historias que con la pintura-pigmento no he sido capaz. Con el vídeo se pueden seguir creando las mismas composiciones de color y además añadir sonido. Parece maravilloso el tema, ¿no?
Y específicamente, ¿en qué estás trabajando ahora? Cuéntanos cuáles serán tus próximos proyectos.
Así en general me encuentro en un momento de búsqueda, en un momento poco concreto y con algún que otro frente abierto. Hace poco que he finalizado mis estudios en Bellas Artes y es que ha sido todo muy intenso. De repente me encuentro como si estuviera en una casa en la que todas las paredes son ventanas. Todas ellas abiertas. Entran aires de todo tipo, ¿sabes? Pero bueno, siempre ando metida en algo. Desde hace unos meses estoy trabajando con el concepto de sombra; al principio desde una perspectiva audiovisual y centrando mi atención hacia la sombra como ese lugar que pertenece al inconsciente. Ahora, desde una posición más cercana, a través del dibujo, me encuentro retratando sombras. Me resulta una aproximación delicada para contar que en ese momento existe un árbol concreto sin que haga falta que el árbol esté ahí, o que la sombra que provoca una pisada en la arena significa un transitar de alguien. Además, lo que se experimenta con el dibujo al natural en general es esa sensación de unicidad. El objeto o lo que estás retratando asume un carácter único e irrepetible. Que nadie se lo lleve porque es irreemplazable lo que está ahí.
Además, llevo tiempo pensando e investigando sobre las posibilidades que tiene la pintura hoy, más allá de aquélla de caballete. De qué manera activar el espacio que rodea a la pintura para que ésta se expanda. Trascender la calidad de objeto que suele tener la pintura, vaya. Por eso estuve además trabajando con el concepto de memoria y construyendo una serie de piezas que, desde la pintura y la escultura, evocaran un hecho acontecido. Mi intención ha sido que estas disciplinas funcionaran al mismo tiempo de relato y archivo.
Sé que antes de estudiar bellas artes estudiaste psicología. ¿Qué crees que le ha aportado a tu producción artística el haber estudiado esta carrera?
La psicología y el arte son maneras de acercarnos a lo que nos rodea. Desde cómo yo entiendo el arte vienen a compartir propósitos de actuación parecidos: los dos son minuciosos en el proceso; ambos se paran para concentrarse en los detalles; la psicología, a partir de los síntomas, busca la palabra que signifique el trauma, y el arte busca la imagen o documento o como quieras llamarlo que escenifique un hecho cargado de emotividad. En fin… que me enrollo. La psicología ha pasado por mí de una manera muy silenciosa. En algunos casos me ha ayudado a conceptualizar, pero en casos muy puntuales y nunca cuando he trabajado con la pintura-pigmento.
¿Cuál es tu proceso de trabajo?
Los procesos que siguen a un acto creativo son difíciles de poner en palabra. Yo creo que lo importante para comenzar es tener un interrogante, del tipo que sea. Una vez tienes esa pila cargada ya es cuestión de mirar a tu alrededor y elegir el medio que te ayude a sintetizar ese enjambre de ideas y emociones que tienes por ahí dentro.
¿Qué artistas de tu generación te parecen interesantes? ¿Con cuáles compartes experiencias?
Uff… ¡Hay mucha gente interesante! Edwige Fouvry, Tomás Peña, Coco Capitán, Wences Lamas, Javier Gil, Irene Ferradas, Laura Ríos, el colectivo Espacio Matrioska, Marc Badia, Miguel Marina, An Wei, Felipe Alonso, Adriana Fernández, Salim Malla, Emil Robinson, Ilan Serruya, Lin Calle… y un larguísimo etcétera. Con algunas de estas personas he compartido conversaciones, proyectos, historias para no dormir…
Ya terminamos, ¿quieres comentarnos algo más que no te hayamos preguntado?
¿Te parece poco? Jaja. No, creo que ya está bien por hoy y muchas gracias por este ratito.
¡Gracias María!
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