El artista Miguel Ángel Cardenal nos sumerge en un mundo donde convergen figuras geométricas y elementos formales reconocibles del día a día con espacios casi virtuales de colores saturados. A través de pinturas pero también de objetos e instalaciones, investiga la percepción y las relaciones que tenemos con paisajes, elementos o espacios. Cardenal acaba de participar en la exposición colectiva More Painting, Please! On-site durante la última edición del festival Hybrid y en un mes aproximadamente inaugura una muestra individual en la galería Di Gallery de Sevilla.
Tabla de contenidos
¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que supiste que te querías dedicar a lo que te dedicas ahora?
Pues llevo desde antes de los nueve años interesado en el arte en general. A los nueve años empecé clases privadas de pintura al óleo y carbón. A partir de ahí en la adolescencia pinté durante muchos años murales y me metí en el mundo de la fotografía. Pero darte cuenta de que es lo que quieres como trabajo fue pasada la adolescencia, aunque durante todos esos años me sacase algo de dinero con los retratos, encargos y murales.
Uno de los sustentos de tu trabajo es la geometría, ¿por qué te interesa tanto?
La geometría siempre ha estado en mi trabajo creo que por su sencillez y su facilidad para conectar con el público en general. La geometría está presente en todo lo que nos rodea, al fin y al cabo se convierte en algo familiar, fácil de reconocer y eso es lo que más me interesa de ella.
Se aprecia una evolución de tu trabajo, desde la pintura más formal hacia la pintura expandida, que abandona el lienzo. ¿Es así, estás trabajando en este sentido?
No creo que desaparezca mi interés por la pintura tradicional, refiriéndome a sus formatos más clásicos. Es durante el proceso cuando algunas pinturas se convierten en objetos y otras permanecen en su forma original. Pero sí he de reconocer que me siento muy cómodo trabajando con el objeto y la instalación, pues como ya he dicho en otras ocasiones creo que el objeto tridimensional adquiere una verdad diferente y es aquí donde a veces experimento hacia los diferentes registros, pero suelo partir de ideas puramente pictóricas que después sufren variaciones hacia diferentes formatos.
Has desarrollado también una línea de investigación sobre el impacto de la era digital y consecuentemente las nuevas formas de concebir el mundo. ¿Cómo se ve esto reflejado en tu obra?
Hice varias exposiciones muy interesado en ese tema, en ellas predominaba el objeto con apariencia digital, el pixel o los colores ácidos. Es un tema que siempre me ha interesado por el paradigma que se genera en torno a los cambios temporales y espaciales que la era digital ofrece. Ahora no trabajo demasiado con este tema, aunque sí es verdad que nunca se ha ido y de alguna forma u otra se ve reflejado en algunas obras actuales.
¿Cómo es tu proceso diario de creación?
El proceso de creación tiene una importancia fundamental en mi obra, siendo el detonante para generar los diálogos que busco. Trabajo a partir de ideas sencillas y es durante el trabajo cuando surgen piezas no previstas. Busco en el proceso el diálogo no preparado, la improvisación, la influencia de lo cotidiano y la sorpresa de generar narraciones con las que yo no contaba. Cualquier objeto resultante del proceso puede ser una obra final, de esta forma me convierto en espectador de mi propio trabajo. Observo lo que sobra de una pieza o sus componentes, desde el color y las formas hasta sus materiales. En este sentido los retales y recortes son las piezas más cercanas a dialogar con esas obras de las que surgen. Yo solo tengo que ser partícipe en una conversación en la que hay varios interlocutores y muchas horas de trabajo son de escucha.
Tu estudio en la actualidad está situado en un pueblo de la provincia de Badajoz. ¿Cómo es trabajar desde lo que se considera la periferia del sistema del arte? ¿Qué ventajas e inconvenientes genera?
Cuando volví a Villalba de los Barros desde Sevilla, no sabía cómo afectaría a mi trabajo. Lo cierto es que me asustaba un poco, pero iba buscando un cambio que encontré al regresar. Lo cierto es que pierdo mucha actividad cultural y que necesito moverme cuando quiero ver alguna exposición. Pero he ganado en calidad laboral. Aquí puedo permitirme un estudio digno y trabajar muchas horas al día fuera de influencias externas. En cuanto a no estar dentro cerca del circuito de forma física no me preocupa demasiado, creo que tu trabajo no necesita un lugar específico para producirse, cuando el trabajo es llamado se va donde sea y da igual tu situación geográfica.
Eres parte del colectivo “Algo más alegre” de fomento del arte más emergente, ¿qué acciones lleváis a cabo? ¿Qué te aporta a tu práctica artística?
Somos un colectivo sin ánimo de lucro que proponemos un formato expositivo diferente, dando oportunidad a artistas que no la tienen. Principalmente nos enfocamos en artistas emergentes y espacios fuera del circuito galerístico tradicional. Abrimos convocatoria todos los años para realizar una exposición colectiva con los objetivos de conocer nuevos/as artistas en el panorama y ayudar a promover sus carreras artísticas. Pronto sale nueva convocatoria ¡Atentos!
Háblanos sobre la pieza que presentaste en la exposición More Painting, Please! On-site, que se comisarió desde Saisho durante el último festival Hybrid.
Lo cierto es que “Hábito” es una de estas piezas sorpresas que no te imaginas hacia dónde va encaminada. Está compuesta de dos lienzos pintados al óleo. Estas dos telas llevaban mucho tiempo sobre la pared del estudio sin saber qué hacer con ellas, como muchas otras pinturas en mis paredes. Cuando descolgué las telas sabiendo que no tenían un fin como pintura con formato tradicional, comencé como siempre a experimentar con los soportes hasta conseguir una composición interesante a mi juicio. El título define la imagen final, siendo esta de una apariencia similar a los hábitos festivos de los sacerdotes y a su vez por el doble significado de la propia palabra hábito, en la que las piezas que pasan demasiado tiempo en el estudio acaban sufriendo una práctica habitual (hábito) en mi proceso de trabajo, que es la experimentación con el objeto artístico y sus posibilidades, en algunos casos negando la propia pintura.
¿En qué estás trabajando ahora? ¿Cuáles van a ser tus próximos proyectos?
Estoy trabajando varios proyectos conjuntos y obras de mayor formato. He comenzado a trabajar con textiles porque me atrae mucho sus posibilidades plásticas. También trabajo mucho con la escultura, principalmente en madera y de pequeños formatos. Estoy inmerso en un proyecto en el que trabajo la idea de andar sobre mis propios pasos y a su vez la memoria colectiva. En este proyecto estoy muy interesado en los diferentes lenguajes que he usado desde mi primera exposición hasta entonces y lo he vinculado con mis intereses en la actualidad. A su vez la exposición tiene un doble sentido en cuanto a la verdad de los objetos y las imágenes que en muchos casos pertenecen al imaginario colectivo. Este proyecto podrá verse en noviembre en Di Gallery.
¿Quieres ampliar tu colección de arte?
En Saisho te ayudamos