Los usos y aplicaciones de la tecnología blockchain en el mercado del arte son conocidos.
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Aplicaciones blockchain en el mundo del arte
La posibilidad de trazabilidad sobre la titularidad y procedencia de una obra, evitando así el fraude, es una utilidad tremendamente necesaria, tanto para el experto coleccionista como para los menos entendidos. Más aún si cabe con la irrupción del arte digital, en el cual las obras son más susceptibles de un uso fraudulento, con riesgo de ser falsificadas y distribuidas con mayor facilidad sin el consentimiento del artista. Blockchain permite un registro seguro e inmutable de transacciones e información, lo cual conlleva una garantía de certificación y control de la propiedad intelectual, así como de la verificación de su procedencia hasta llegar al último propietario de la obra.
En épocas de crisis económicas, como la que por desgracia estamos viviendo actualmente, el delito de fraude es todavía más recurrente, de modo que la prevención se hace imprescindible ante estafadores que agudizan su ingenio, ya sea por necesidad o vocación. Algunos ejemplos de compañías que utilizan blockchain para resolver el problema de verificación y autenticidad de una obra son Verisart, My Art Block o ArtID.
Otra utilidad muy necesaria del blockchain en el ámbito del arte, principalmente por su aportación al perfil inversor, es la posibilidad de titularizar una obra a través de la tokenización. Gracias al blockchain, infinidad de activos son viables de tokenizar, es decir se pueden transformar dentro de una cadena de bloques a través de su digitalización. El activo queda registrado en la blockchain, permitiendo incluso que pueda ser troceado en un número determinado de tokens. De este modo, un inversor podría adquirir un porcentaje de una obra de arte de gran valor, como si de una compañía cotizada se tratase. Se trata de un proceso similar a la clásica titulización de activos financieros, eso sí, con las características propias del blockchain que, no sólo aportan confianza y transparencia a la transacción, sino que además permite que estos tokens se puedan comprar y vender libremente de una forma descentralizada (sin intermediarios) gracias a los smart contracts.
Blockchain y crisis
Ante la crisis la “economía de guerra” se hará inevitable en muchos hogares. Muchos que hasta ahora eran inversores, carecerán del colchón financiero necesario para poder invertir importes significativos; otros temen de la volatilidad de los mercados de capitales ante la incertidumbre económica. Ante esto, la inversión en activos tokenizados es una alternativa, siendo las obras de artistas consolidados históricamente una inversión rentable. La primera compañía en llevar a cabo esta titulización de arte fue Maecenas, cuando en 2018 tokenizó y vendió a 100 inversores un 31,5% de una obra de Andy Warhol (“14 Pequeñas sillas eléctricas”). Estoy convencido de que veremos numerosos casos similares en el futuro, de la mano de compañías que combinen arte y blockchain.
Pero quienes se encuentran más expuestos a las dificultades de la crisis son los propios artistas. Según un estudio sobre el sector, en 2017 casi el 50% de los artistas percibía ingresos por debajo del salario mínimo, y menos del 15% podían vivir sólo del arte. Ahora, la dificultad para ganarse la vida con su profesión se anticipa aún más compleja. Numerosos artistas han visto como se han cancelado galerías, exposiciones y espacios culturales. Las pérdidas de ingresos son cuantiosas y el futuro difícil de prever. Ante esto, y dada la necesidad de paliar esta situación financiera, la conveniencia de proyectos de mecenazgo se hace evidente, como herramienta de impulso al mercado de arte contemporáneo ante el tsunami financiero. Para ello, dos alternativas tecnológicas se abren paso: (i) Por un lado, el crowdfunding lleva tiempo funcionando como método de financiación colectiva para artistas. La plataforma Verkami, por ejemplo, ha financiado a diferentes pintores y escultores, tanto para permitirles la producción de obra como poder sufragar gastos para exposiciones, a cambio de recompensas por parte del artista. (ii) La posibilidad de ofrecer mecenazgo a través de blockchain es una alternativa aún más disruptiva e incipiente. Basado en la tokenización, ahora no sobre la obra, sino sobre el propio artista. Éste emite tokens de sí mismo, permitiendo un mecenazgo con rentabilidad, que variará en función de la revalorización del artista. Saisho se encuentra implantando este modelo, hoy en fase de desarrollo.
Y ahora os toca a vosotros, ¿creéis que el blockchain será la clave para el futuro del arte? ¿ Qué otras aplicaciones creeis que puede depararnos el uso de esta tecnología?
Artículo escrito por Juan Alberto Sánchez Profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB)