Juande Morenilla forma parte de una generación de artistas jóvenes que abordan la pintura contemporánea desde prácticas novedosas y actuales, abriendo nuevas vías discursivas. En su trabajo, destaca la presencia del humor y el juego, aspectos que dan pie a la creación de un mundo propio basado en la apropiación de los dibujos animados. En su corta pero prometedora carrera, ha acumulado varios premios y menciones entre los que se encuentran el V Premio a la Producción Artística de la Fundación Banco Santander y el DKV Fresh Art entre otros.
Mc Cloud de Morenilla, forma parte de la selección de cuadros decorativos. Si quieres seguir explorando más obras de decoración, echa un vistazo a la sección de cuadros decorativos.
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Conocemos a Juande Morenilla
Hola Juande, me gustaría saber primero si siempre quisiste ser artista.
Desde que era un niño nunca me planteé la práctica artística como un objetivo, más bien como una necesidad, y quizás esa necesidad sea básicamente la de comunicar algo que aprecias de una u otra forma, en su amplio sentido de la palabra, así como la pulsión física por el propio material y su manipulación.
Por otro lado, podríamos preguntarnos qué es “ser artista”, esto es algo que yo aún me pregunto día a día y que me daría dolores de cabeza responder. En la RAE, una de las definiciones que propone es la siguiente: “Persona que hace algo con suma perfección” y no podría estar más en desacuerdo.
Hasta hace unos días has estado exponiendo en la última edición de PAM! PAM!, en una expo colectiva titulada Cultura emergente, comisariada para mostrar una panorámica de lo que sucede hoy mismo en el mundo del arte. Mi pregunta es: para ti, ¿qué está sucediendo hoy en el mundo del arte?
(Voy a hablar de lo que conozco para no pillarme los dedos), el arte emergente es, en su mayor parte, marginal. Y digo esto, porque en España es una realidad, la mayoría de nosotros no vivimos de nuestro trabajo, sino de otros que nos permiten seguir haciendo el primero. Dependemos en gran parte de las becas y convocatorias que salen eventualmente para poder tener unos meses de desazón total con los proyectos que tenemos en mente. Muchas veces esto no se muestra como una realidad porque choca, inevitablemente, con la apariencia que uno quiere tener más allá de su círculo habitual de colegas. Y esto no es baladí, el cuello de botella por el que uno tiene que pasar para alcanzar ciertos grados de visibilidad tiene un diámetro ínfimo, y ahí estamos la mayoría, “haciendo cola”.
Por otro lado, muchas veces pienso que no estamos preparados para correr a la velocidad a la que se mueve el mundo. La exigencia de logros y competencias está a la orden del día. Consciente o inconscientemente nos preocupa no tener el ritmo que, a priori, nos imponen los medios, y más concretamente las redes sociales.
En tu obra has jugado con la apropiación de dibujos animados, ¿qué opinas del debate sobre el apropiacionismo en la cultura que ha surgido últimamente en España?
La verdad, desconozco que haya un debate en torno al apropiacionismo en España, una buena parte de artistas recolectan imágenes de muchos ámbitos desde hace décadas con motivo de reubicarlos en un contexto o propósito determinado, es una metodología ampliamente utilizada. Lo importante no es coger lo que no es tuyo sino saber ubicarlo y justificarlo bajo un manto propio o un contexto determinado. Aun así, la mayoría de mis obras no las consideraría apropiacionistas ya que la mayoría se apoyan en dibujos, ideas u obras previas, lo que queda de una posible referencia, o referencias, es casi siempre muy residual y no siempre proviene del cartoon o el cómic.
¿Has visto alguna vez la superficie del lienzo como límite?
Podría responderte de tres formas distintas:
1. Cuando trabajo inevitablemente tiendo a pensar que no tiene límite, muchas veces prefiero las marcas descontroladas que quedan en la pared de mi estudio que aquello que acaba delimitado por el bastidor una vez montado.
2. En mi obra más reciente hay un carácter claramente físico entre elementos, de ahí que necesite extrapolarlo necesariamente a un formato objetual o instalativo. La propia pintura me lo pide, y yo con gusto lo llevo a cabo siempre que los medios materiales sean los adecuados y estén a mi alcance.
3. El exterior del cuadro es tan importante como lo que hay dentro, nunca están separados, y su sentido puede cambiar al son del propio espacio, o al revés.
En tu trabajo destaca la presencia del humor, ¿cómo muestras algo tan abstracto como el humor en algo tan concreto como es la pintura?
El humor es como el bicho de “La cosa” de Jhon Carpenter, a veces puede tener la apariencia de tu padre o la de tu perro, puede ser algo que pase totalmente desapercibido, pero está ahí, y muchas veces viene impulsado por una visión que poco o nada tiene que ver con la risa.
¿Cómo es tu relación con el mercado del arte? ¿Supone un condicionante en tu obra el propio mercado?
Sigo haciendo lo que me gusta.
Trabajas la idea del absurdo como oposición a la de rentabilidad. En esta sociedad ultra capitalista donde cada vez más lo que no es rentable económicamente se desecha, ¿quieres proponer otros modelos de relaciones vitales, de modos de hacer?
Creo que tenemos una enorme dificultad para aceptar nuestras limitaciones, nuestra finitud, la forma en la que veo la idea de lo absurdo está intrínsecamente contactada con la de fracaso, la de un esfuerzo cuyo resultado pocas veces llega al punto que uno quiere, esto es algo que ocurre de forma permanente no solo durante el proceso de trabajo sino en la propia vida, y cuya aceptación es muy necesaria para continuar produciendo. Sin duda, es un posicionamiento de resistencia, pero no contra la sociedad, sino contra uno mismo. Siempre pongo de ejemplo la serie de El coyote y el correcaminos.
Cuéntanos un poco más sobre las obras que presentas en Saisho.
Una de ellas habla por sí sola, Pintor económico muestra a un pintor de vallas a punto de acabar su trabajo. El título viene a ser uno de los más usados en propaganda de pintores de “brocha gorda”, y trata irónicamente de establecer un paralelismo entre este oficio y mi trabajo como artista, también podría titularse “El pintor que pinta el pintor que pinta una valla”.
¿Cuáles serán tus próximos proyectos? ¿En qué estás trabajando ahora?
El proceso que he llevado estos últimos años está virando a algo mucho más objetual y de encuentro entre fisicidades que pertenecen al imaginario que utilizo habitualmente, respetando aquellos parámetros de los que hablaba. Así que la pintura va a ser parte de ese universo, pero no necesariamente la voz cantante. En este momento tengo varias líneas de desarrollo que estoy preparando para varias expos y un proyecto pendiente en Valencia.