La artista Marta F. Gimeno explora los límites entre el pasado y el presente y cómo estas dos nociones construyen los relatos de las ciudades contemporáneas. Su interés por la relación entre el pasado y el presente se manifiesta en la utilización de imágenes de archivo, tanto propio, (álbumes familiares por ejemplo), como público, de páginas como Wikipedia, Youtube o Google Maps. A través de, mayoritariamente, imágenes en blanco y negro, Marta F. Gimeno se aproxima a una realidad que cada vez queda más lejos, para pensar al mismo tiempo en lo que sucede en el presente más inmediato.
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Entrevista a Marta F. Gimeno
Marta, has estudiado Bellas Artes. ¿Siempre quisiste dedicarte a esto del arte?
No. De muy niña quería ser veterinaria, a veces granjera, bióloga… Me gustaban mucho los animales. Pero me encantaba pintar y escribir. Mi madre me apuntó a clases de dibujo desde muy pequeña, mi padre dibujaba a veces en casa y, de más mayor, mi tía también me llevaba con ella a sus clases de pintura. Recuerdo que era bastante perfeccionista, así que fui aprendiendo la técnica.
En el instituto decidí cambiar de centro para estudiar bachiller artístico -ya que en mi pueblo no existía instituto con esta modalidad- y esto supuso una decisión importante. Era bastante introvertida y no me gustaba la idea de llegar a un sitio nuevo. Por otro lado, era buena estudiante y fui consciente de que estaba tomando una dirección al margen del resto de recomendaciones; existía la idea de que nunca es tarde para formarse en el campo artístico, pero sí para otro tipo de profesiones.
Estudiar Bellas Artes y Fotografía me ha abierto muchas puertas y me ha acercado a muchos mundos. Ésta es una carrera de vida, puedes saber cuándo empieza, pero nunca cuando termina. También creo que el arte contemporáneo coquetea con muchos otros campos de investigación y, precisamente por esto, nunca descarto formarme en otras disciplinas, como por ejemplo la Filosofía.
En mi caso, he desarrollado diferentes inquietudes a lo largo de los años y soy muy consciente de que es algo que me seguirá ocurriendo. Ahora me fascina ver danza y comprender cómo muchos creadores trabajan una idea a partir del cuerpo. También me dedico profesionalmente a la gestión cultural y es algo que disfruto mucho. Si pienso en algo que sí que he mantenido a lo largo del tiempo, y de lo que dudo pueda escapar, es la obsesión por explorar ideas y otras realidades, cuestionar las lógicas y jugar con ellas a distintos niveles, bien como creadora o como espectadora.
¿Por qué te interesa tanto la relación entre el pasado y el presente?
Me interesa bastante para cuestionar qué aspectos mutan en dos contextos sociales e históricos tan distintos. Si existen cuestiones constantes en el transcurso de la historia y cuáles podrían ser. Quizás es un ejercicio inevitable de comparación, pero el objetivo no es evaluar de forma positiva o negativa, sino aproximarme a una realidad que cada vez queda más lejos, para pensar al mismo tiempo en lo que sucede en el presente más inmediato.
En tu obra utilizas mucha imagen de archivo. ¿Dónde consigues esos archivos? ¿Cómo los seleccionas?
Sigo trabajando mucho con imagen de álbum familiar. Me atrae el hecho de acercarme a una imagen que me resulta cotidiana y extraer de ella otro imaginario que conecta con lo que me estoy planteando. La imagen de álbum me ha servido mucho para desprenderme de clichés, para regresar a ellos y para reflexionar sobre el concepto de identidad, y también desde el plano más íntimo, claro.
Por otro lado, a nivel estético, reconozco que me atrapan algunas fotografías y veo en ellas un sinfín de universos. Esto puede ser peligroso y por eso siempre intento acotar mucho qué estoy buscando. Para mí, trabajar con archivo supone el mismo ejercicio que fotografiar; de la misma manera que sucede con un paisaje, la realidad que me encuentro ha sido resultado de muchas determinaciones, pero todavía puedo elegir qué parte mostrar de ella.
En Error de archivo, las series extraídas de imágenes de Wikipedia y de Facebook son un paradigma distinto, pero el objetivo sigue siendo el mismo: el archivo como medio para narrar una historia. Una historia no determinante, pero que permita imaginar.
Cuando creas, ¿piensas en la reacción que tendrá el espectador al contemplar tu obra?
No de forma abstracta y quizás no de forma consciente. Supongo que, de manera intuitiva, hago constantemente el ejercicio de plantearme el proyecto como espectadora y, a veces, cuando me parece que tengo algo más o menos sugerente, me atrevo a preguntar.
Tener alrededor un entorno de artistas es una suerte, pero no siempre sucede. Compartir, aclara las ideas y escuchar opiniones ajenas resulta totalmente necesario, tanto en el proceso de creación como en su muestra, si es que podemos distinguirlos.
Y relacionado también con el espectador, ¿cómo es de importante para ti la interpretación que los demás hacen de tu trabajo? Supongo que hay veces que se interpreta de una forma distinta a como tú lo concebiste.
Probablemente siempre se interpreta de forma distinta a cómo he concebido un proyecto. Afortunadamente, las lecturas pueden ser muy diversas, pero no suelen estar alejadas del planteamiento inicial, normalmente se establecen sobre los mismos conceptos. Aunque, obviamente, todos tenemos obsesiones y fijaciones distintas, que nos hacen reflexionar en una dirección y no en otra. Recuerdo en una de las últimas exposiciones que un ingeniero se acercó para hablar de Error de Archivo_KML. Conocía perfectamente las entrañas de todo el sistema informático y de Google Maps y entendía, mucho mejor que yo, cuestiones que estaban presentes en la imagen.
A veces, el hecho de trabajar con imágenes facilita que se creen infinitas lecturas, lo cual valoro como algo muy positivo. El único fracaso sería topar con una falta de reflexión, que también ocurre. Por eso, creo que es fundamental la educación artística y la inclusión de referentes contemporáneos en escuelas e institutos.
¿Cómo sabes que una idea es buena y quieres seguir profundizando en ella?
Casi siempre trabajo sobre ideas tangentes y obsesiones que vienen determinándose de forma muy natural. La cuestión para mí, no es tanto la idea, sino cómo plasmarla para que resulte interesante. Creo que no hay otra fórmula que ir tanteando, distanciarse, volver a ello y seguir probando. Puede que sea un ejercicio eterno. Raramente estoy de acuerdo con lo que queda. Lo bueno es que siempre aparece ilusión por otro proyecto, que en el fondo quizás es lo mismo, y así doy por terminado el anterior.
¿Cómo ves el sistema y el mercado del arte en nuestro país? ¿Qué te gustaría cambiar o mejorar?
Está claro que la cultura sigue siendo una labor pendiente. Sabemos perfectamente, sobre todo por otros contextos, que la cultura y el mercado del arte genera ingresos y puestos de trabajo. Pero, lo más significativo, es que contribuye al pensamiento crítico y esto es algo que se traslada también al plano político, económico y social. Mientras la cultura esté en un segundo plano y en los márgenes del sistema educativo, nuestras sociedades seguirán mostrando las mismas carencias. Todavía estamos en el momento de invertir y de incluir programas para su fomento, de presionar a organismos públicos… No obstante, también es el momento de apoyar las iniciativas, tanto públicas como privadas, que sí que se están llevando a cabo, de ser solidarios y de ser partícipes.
Cuéntanos algo más sobre el proyecto que presentas en Saisho.
En Saisho presento una selección de imágenes de dos proyectos.
La serie Error de archivo.kml trata sobre la búsqueda de ese pasado que comentaba anteriormente. Partí de lo más cercano y condicionada por mi historia familiar. Mis abuelos nacieron en aldeas o pedanías rurales, de las que ya queda muy poco o nada. No pude evitar que este hecho fuese el punto inicial y que se convirtiera en el enlace de todo el trabajo. Parece evidente que hemos pasado de una sociedad extremamente arraigada- a su territorio, a la familia…- a una sociedad en la cual el concepto de lo individual es esencial. Pero, más allá de esta cuestión, tan asimilada por nuestras generaciones, la idea del proyecto gira en torno a los límites que había entonces y los límites que encontramos en el presente a la hora de imaginar y de buscar aquello que se aproxima a la idea de libertad.
Creo que siempre hay un discurso muy pesimista sobre nuestro presente y un discurso bastante romántico sobre el pasado, cuando, realmente, lo que va sucediendo-bajo mi punto de vista- es una mutación natural de unos organismos de poder a otros.
Por este motivo, las imágenes siempre se establecen sobre dos planos, que remiten al pasado y al presente. En el caso de Error de archivo.kml, el pasado queda plasmado por las imágenes de esas localizaciones, aldeas y ruinas, que hacen referencia explícita al territorio. Y, sobre ellas, el presente a través de un código informático que remite al uso de Google Maps.
La tecnología suele estar muy presente precisamente por encarnar el medio más utilizado por los organismos de poder contemporáneos. Por otro lado, y en estas imágenes en concreto, el código informático se vuelve obsoleto al superponerse sobre localizaciones de unos espacios deshabitados. La función original de Google Maps, desde y para el control, aparece aquí como un elemento desfasado.
Por otro lado, [juːtjuːb] –Youtube- es un trabajo que se materializa en una imagen aislada y sobre la cual reside una reflexión sobre el concepto de compartir y la idea de comunidad. Obviamente, concebimos estos conceptos en relación al pasado, pero, en este caso, la imagen no muestra ningún elemento que remita a la idea antigua de comunidad, o la que hemos mantenido hasta la llegada de las redes sociales. Creo que esta evolución, que queda plasmada en la figura del youtuber, supone un paradigma muy interesante que, lejos de ser algo nuevo, entronca con conceptos muy remotos. Ya que, al fin y al cabo, la historia de la humanidad se ha constituido sobre la base de distintas modas, referentes y éxitos.
¿En qué estás trabajando ahora?
Estoy trabajando en un proyecto un poco distinto que trata sobre el primer contacto con la muerte.
La idea es lanzarlo el próximo mes en formato libro, con el diseño de Gabriel Flores, aunque también me encantaría presentarlo en formato expositivo próximamente. Para este proyecto he contado con la participación de distintas personas y esto es algo que no me había planteado anteriormente. Creo que este hecho hace que lo conciba de una forma especial y la edición se haya convertido en un proceso bastante particular.
El proyecto partió del planteamiento de unas mismas cuestiones a personas de distintas edades, nacionalidad, género… Preguntas sobre su primer contacto cercano con una muerte y bajo una formulación muy sencilla. Este estilo tan directo me permitió llegar a personas con experiencias muy diversas y generar un diálogo bastante interesante entre ellas. A modo de juego, el libro se construye sobre esas respuestas y sobre una secuencia de imágenes de bodegones de flores, que encierran en sí mismas historias tan particulares como humanas.
Las obras de Marta pertenecen a la colección de cuadros modernos que tenemos en la sección del mismo nombre. Si quieres seguir explorando, consulta nuestro filtro.