Daniela Arnaudo no viene de una familia de artistas, ni de interesados en el arte; más bien de un pueblo pequeño en el interior de la provincia Argentina. En ese entorno ha construido su propio ecosistema para ser honesta con su arte en vez de producir algo sólo porque está de moda: “Yo voy trabajando y surgen las obras. La idea de ser artista siempre estuvo.”.
Tabla de contenidos
Entrevista a Daniela Arnaudo
1. ¿Qué acontecimientos en tu infancia te marcaron para que te hayas decantado a hacer arte?
Nací en una ciudad chica del interior de Argentina, con poco acceso a las artes visuales. Comencé en realidad a practicar danza clásica, contemporánea, y a estudiar el saxofón. Al terminar la escuela secundaria decidí ir a vivir a Santa Fe, la capital de mi provincia, a estudiar música y recién ahí conocí la escuela de artes visuales. Si bien no hay un acontecimiento específico que me marcó para elegir a las artes visuales como modo de vida, mi infancia estuvo plagada de juegos con una gran variedad de elementos, objetos, que encontrábamos en el patio de nuestra casa. Desde cascotes hasta las herramientas de mi papá, o retazos de tela que mi mamá descartaba de su trabajo como modista. Ella nos enseñó a bordar a mi hermana y a mí. Este oficio que ocupó varias tardes de juegos de infancia, ahora se ha convertido en mi medio de producción.
2. ¿Cuéntanos cómo la vida se ha ido decantando para convertirte en artista?
Durante mi formación universitaria dedicada a la música, fui descubriendo otras artes: la danza, el teatro y las artes visuales. Durante diez años, las practiqué todos los días, hasta que decidí que la producción artística visual era donde más cómoda me sentía. Primero dejé el saxofón -en ese momento en Santa Fe el ambiente del jazz estaba cargado de machismo-, luego abandoné la danza y hace pocos años dejé la actuación sobre las tablas y me decanté por la performance. En 2009 tomé la decisión de dedicar parte de mi tiempo a la docencia en artes. Son ya varios años dividiéndome entre profesora de arte para niños y mi búsqueda profesional como artista. Fue en esa época cuando empecé a incluir el bordado en mis obras. Realicé un proyecto que consistía en bordar ofrendas florales y dejarlas en tumbas anónimas. Poco a poco he ido gestionando mi carrera asistiendo a talleres y cursos, obteniendo becas, participando en salones y exposiciones… todo eso desde el pequeño pueblo en donde resido.
3. ¿Qué significa el haber tomado la decisión de quedarte en un pueblo en la provincia para tu quehacer como artista?
Primero es priorizar un estilo de vida más tranquilo. Formar una familia. El contacto con la naturaleza y poder construir mi microclima. Estar más tranquila para producir. Quedarse también es una postura política, si bien tengo acceso a internet, el vivir alejada me da la posibilidad de aislarme. Creo que si me mudara a una ciudad más ruidosa la producción cambiaría, o al menos el modo de producir.
4. ¿Cuánto tiempo tardas en hacer una obra? Cuéntanos el proceso, de dónde obtienes los materiales…
La mayoría de mis trabajos tienen un proceso de producción largo. Dependiendo del tamaño y la complejidad de las puntadas como de lo que quiero expresar en la composición puedo tardar entre 2 y 3 meses hasta un año. La técnica del bordado a mano implica mucho tiempo de ejecución y esfuerzo físico. A veces realizo bocetos, utilizo dibujos que luego calco a la tela; otras veces voy improvisando a medida que produzco. Casi siempre, tengo iniciados varios trabajos que retomo en diferentes momentos y que se van alimentando mutuamente. Las telas sobre las que bordo son herencia de mis abuelas, son lienzos antiguos de fibras naturales: sábanas y manteles. Hay veces que las intervengo con tintes naturales de la tierra. Los hilos son también antiguos heredados de mi familia. Mezclo diferentes tipos de hilos, me gusta experimentar con diferentes calibres.
5. Dinos por qué has elegido abordar el tema principal de tu obra. ¿Qué quieres explorar con ese tema?
La muerte, la memoria y lo heredado son temas que siempre han estado presentes en mis producciones. Me interesa investigar sobre los gestos que realizamos las personas para soportar las ausencias durante el transitar de un duelo. Expreso la fuerza presente en pequeñas acciones, simples y cotidianas, que hacen que podamos seguir adelante. Las conexiones que aparecen con otros ritmos en el tiempo, el detener la mirada, rescatar los oficios casi olvidados y ponerlos en valor.
6. ¿Por qué consideras que una persona «debe» comprar una obra tuya?
Primero deseo que aquella persona que compre mi obra sea porque le conmueve y que pueda ver más allá de la imagen, que pueda “leer” el mensaje que quiero transmitir. Cada puntada y cada dibujo, es la primera capa de otras que están por debajo. Mis piezas se vinculan muy cercanamente a sucesos personales que nos afectan a todos como humanidad: la muerte. En mi caso el fallecimiento de mi hija y mi padre han sido el leit motiv de mi producción artística.
7. Cuéntanos algo que quieras que la persona que compra tu obra sepa.
Las obras que estoy realizando en este último año, parten de un cuaderno de contabilidad antiguo, en donde mi bisuabuelo dibujó un centenar de animales. Yo retomo esos dibujos, los replico en otros cuadernos, en las telas, los recreo en composiciones que expresan emociones. Cada gesto, cada puntada, conecta generaciones.
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8. ¿Qué premio, beca o exposición has conseguido consideras que ha sido el hito más importante en tu carrera artística?
En 2017 me otorgaron un premio para exponer y realizar una Residencia en el Espacio de Arte Contemporáneo de Montevideo, Uruguay la cual es una institución de gran prestigio y que se nutre de artistas de todo el mundo. Ese mismo año me seleccionaron para exponer individualmente en el Museo Qirkancha de Cusco, Perú, con lo cual mi carrera dio el salto a la escena internacional. Un año después gané la Beca Nacional otorgada por el Fondo Nacional de las Artes para formarme con Mónica Millán, una artista muy reconocida de Argentina.
9. ¿Por qué merecería la pena que las generaciones jóvenes reconectaran con el bordado?
Porque el bordado requiere un tiempo y enfoque aunque tu cabeza esté en todos lados. Tienes que dedicar bastante tiempo a la producción. Es justamente lo opuesto a todo lo que hacemos ahora que es rápido e instantáneo. Me parece que es volver a los oficios, de experimentar con los materiales, sentir con las manos, ver los colores. Todo eso despierta otras partes del cerebro que tenemos dormidas. Me alegro de saber que el bordado está de vuelta y muy presente en el arte.
10. ¿Cuál es tu reto artístico ahora mismo?
En producir escenas con animales más humanizados. Sigo en búsqueda de experimentar con distintos calibres de hilos. Teñir los lienzos con tierras y flores. Incorporar el sublimado artesanal: hacer un dibujo en papel y transferirlo a la tela con ayuda de calor.
Muchas gracias Daniela por esta entrevista, que sin duda ayudará a nuestros coleccionistas a entender en profundidad tu obra y a apreciar el valor de tu arte. Así mismo transmitiremos a nuestros lectores tu apertura para hacerte preguntas y para ver tu obra físicamente.. Podéis ver sus obras en su perfil de Saisho