Hoy os traemos una entrevista a Jon Gorospe, artista que ha creado una serie en exclusiva para Saisho, titulada Behind. Behind está centrada en la representación de las ciudades modernas, de esa nueva estética urbana del siglo XXI concentrada en lo que podemos ver de un vistazo, pero no en lo que hay detrás de la fachada. Son fotografías en blanco y negro muy contrastadas y de una estética minimalista que ofrecen el espacio al espectador para que pueda establecer sus propias interpretaciones.
Hemos querido conversar con Jon para saber más sobre esta serie y adentrarnos en su universo artístico y en sus procesos de trabajo.
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Entrevista a Jon Gorospe
Hola Jon, muchas gracias por contestar a estas preguntas. Lo primero que nos gustaría saber es cuál es tu proceso de trabajo en la toma de fotografías.
Tengo unos intereses concretos, eso hace que de una forma más o menos intuitiva empiece con el trabajo de campo sobre estas temáticas, como si de un primer mapeo se tratara. Esta parte del proceso la combino con el research sobre estos temas o preocupaciones y de esta manera, lo que veo, lo que leo o escucho, va acotando el territorio estético y de las ideas. Pasado un tiempo, ya sé que imágenes y con qué materiales me interesa trabajar, qué disposición deberían tener en sala, etc. Sin obviar además, que durante todo el trayecto hay un fuerte componente introspectivo, de preguntarme cómo me relaciono yo con mi obra, y cómo ésta puede hacerlo luego con el público.
¿Y por qué te interesa tanto el paisaje contemporáneo como eje central de tu trabajo?
Doy mucha importancia a los estímulos que nos rodean. Me interesa entonces, por un lado, cómo nos proyectamos sobre el paisaje y de la misma manera, cómo somos tremendamente porosos al paisaje y cómo este moldea nuestras emociones. La contemporaneidad atiende al resultado de mi proceso, como artista contemporáneo trabajo con temáticas contemporáneas y con las herramientas coetáneas de mi generación.
En un mundo en el que estamos saturados de imágenes y fotografías, ¿qué diferencia una fotografía artística que nos transmite algo de una que simplemente es “bonita”?
Nuestro trabajo es entender cómo el arte puede golpear el placer. En mi opinión, lo ideal es construir el máximo número de capas de profundidad posibles en nuestra propuesta, a todos los niveles: conceptual, histórico, mitológico, etc. Al mismo tiempo, desarrollar piezas capaces de seducir y emocionar desde la superficie. No quiero exigir una inteligencia necesaria para poder aproximarse a una obra artística. Quiero trabajar de forma inclusiva.
Has trabajado mucho en el extranjero, ¿crees que es importante para un artista salir al exterior?
El extranjero/exterior es mi escenario. Llevo desde 2012 ejerciendo mi actividad artística desde diferentes puntos de la geografía Europea. Después de haber vivido en España lo hice en Lituania, a continuación viví en Malta y ahora mismo resido en Noruega. Esto me ha dado la suficiente distancia como para entender cómo funciona la escena nacional e internacional, y cómo quiero relacionarme con ellas. Nunca quise ser un «artista español» que solo sale al extranjero si un comisario local lo saca de casa. Siempre he querido tener otro tipo de presencia y trabajo para ello. A día de hoy los coleccionistas que más han apostado por mi obra son casi todos de fuera de España. Cuantas más opciones tenga mejor me irá.
A lo largo de los años has ganado premios, residencias y becas. ¿Qué significan estos tipos de premios para la carrera de un artista?
Para la carrera de un artista casi siempre es positivo, pone tu trabajo en circulación y eso es algo valioso e interesante. Estas líneas de C.V. ayudan cuando necesitas aplicar a becas de producción o ayudan a generar más atención a coleccionistas del sector. Pero para la situación concreta y diaria de un artista rara vez supone mucho más que un parche en un momento dado. El día que sigue a recibir un premio sigues en tu estudio haciendo mailing, redactando más propuestas, terminando un dossier o acabando un encargo.
¿Cómo influye tu trabajo como gestor cultural en tu obra?
Empiezo a trabajar en proyectos de gestión (siempre modestos) para tener la oportunidad de cubrir y aprender de un espectro más amplio de la industria cultural. Aprendo así de otras instituciones, de otros artistas o de salas y galerías. Sobre todo, aprendo del público, de cómo reacciona, qué es lo que se espera y qué es lo que queda en el imaginario colectivo.
¿Es el fotolibro una formato que te interesa a la hora de mostrar tu trabajo?
Me interesa pero para nada lo considero el principal de los canales. Trabajo con temas relacionados con el espacio, para mí es vital mostrarlo de tal manera que sus posibilidades expositivas puedan jugar con estas variables. Aquí, el fotolibro tiene posibilidades muy limitadas. Por ejemplo, me interesa mucho experimentar con la escala, mientras que con el fotolibro como mucho puedo experimentar con el tamaño. Son conceptos muy diferentes. De la misma manera, el fotolibro aprovecha mejor las posibilidades narrativas y secuenciadas de un proyecto, mientras que yo prefiero ver los diálogos de múltiples imágenes en el espacio, de forma diagonal. No obstante, su mayor pro es que es una herramienta en la que se puede condensar muchísima información en poco espacio y al mismo tiempo tener control del diseño objetual del mismo.
Háblanos de la serie que presentas en Saisho.
En Saisho podéis encontrar unas imágenes que forman parte de un proyecto que se está gestando poco a poco, trata sobre la estéticas de las nuevas ciudades, la arquitectura a favor de lo pulido, de lo que no ofrece resistencia a la mirada. Y cómo ésta ocupa cada vez más espacio entre nosotros.
Estas obras son en blanco y negro, pero tienes otras series que son en color. ¿Qué te hace decantarte por uno o por otro?
Trabajar en blanco y negro es hoy una decisión. El motivo por el cual lo uso en cada cuerpo de trabajo varía, pero lo hago con una intención o para buscar un lenguaje concreto. Si tuviera que resumirlo, diría que por lo general, me interesa la ruptura con «la realidad» que esto provoca. Hacer esto es pactar con el espectador, asentando que lo que va a presenciar, pertenece a un imaginario concreto y subjetivo.
Por otra parte, cuando trabajo con el color, lo hago desde el estudio de la luz, se podría decir que me interesa más la idea del «color luz» que el «color pigmento». Trabajo por eso con la refracción del color, con lo retro-iluminado o con lo proyectado.
¿Qué estás haciendo ahora, nos puedes contar algo sobre próximos proyectos?
En mayo podrá verse la nueva muestra que preparo en Vitoria-Gasteiz. Hace algo más de dos años el C.C. Montehermoso me encargó una conferencia que titulé Metropolis, la ciudad como escenario. Trataba de cómo las ciudades han sido escenarios del proceso artístico de diferentes movimientos a lo largo de la historia; y cómo esto entronca con las prácticas estéticas del caminar y su proyección sobre las urbes. Gracias a una beca que el año pasado me concedió el mismo centro cultural he tenido la oportunidad de producir un trabajo titulado de forma homónima. Mosaicos de gran formato en los que las megacities con una presencia mitológica más importante en nuestra cultura han sido retratadas utilizando archivo contemporáneo extraído de internet.
¡Gracias Jon! Puedes conocer más sobre su trabajo aquí.