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Leafhopper o cómo contar historias a través de la fotografía

David Simon Martret y Blanca Galindo (1984) son los nombres detrás de Leafhopper, un colectivo de artistas cuyo trabajo parte de la fotografía documental pero que se desarrolla explorando otras disciplinas artísticas. Y es ese trabajo como colectivo, en equipo, uno de los rasgos más interesantes de Leafhopper, ya que su práctica artística, su forma de conceptualizar sus proyectos pero también de producirlos o elaborarlos, están influidos por el hecho de trabajar juntos. También el viaje como experiencia vital, más que como experiencia exótica, es determinante no en su trabajo, pero sí en su forma de analizar la realidad que les rodea y sobre la que reflexionan.
Leafhopper forma parte de la selección que ha realizado Saisho sobre los mejores fotógrafos españoles, no solo por su brillante trayectoria y su poderoso discurso sino sobre todo por su futuro prometedor.
 

¿Cómo es crear a dos manos? ¿Cuáles son las diferencias más interesantes con respecto a la creación individual?

 
Para nosotros comenzar a trabajar juntos empezó de una manera muy natural. Cuando nos conocimos, David había estado trabajando en Georgia y Armenia y Blanca en Ucrania. Nos dimos cuenta que los mundos que se nos mostraron habían sido muy diferentes: a David lo llevaban siempre con los hombres, a beber y fumar mientras que Blanca estaba siempre mayoritariamente con mujeres: la cocina, los trajes, las cosechas… Sin ser esto una razón muy de peso y, ya que nuestra formar de disparar era compatible a nivel formal, pensamos que esta aproximación era complementaria. Sin embargo, como decíamos, empezamos a trabajar juntos por azar en Rusia. A David le habían dado una beca de la Generalitat para desarrollar un documental sobre el Krokodil (un sustituto casero de la heroína) en St. Petersburgo y Blanca le ayudó con la producción (contactos, vídeo y conceptualización final). Paralelamente hicimos fotos durante 10 días allí, intercambiando cámaras y fue una experiencia sin muchas pretensiones pero muy enriquecedora. Lo siguiente que hicimos después de esta experiencia en Rusia, fue irnos juntos a Kuantan, Malasia, a estar tres meses trabajando juntos y conocernos. De broma siempre decimos que era como una «Fake Honeymoon» creativa. Allí abordamos diferentes temas muy sencillos, pero nos dimos cuenta que funcionábamos muy bien como equipo y que podíamos hablar todo el rato y tener siempre respuesta sobre lo que estás trabajando.
Ambos somos reflexivos, pero nos gusta escuchar y dialogar, no tanto obsesionarnos y obcecarnos en que uno tiene la razón universal. Nos encanta compartir todo, y es bonito trabajar en un bien común, y liberarse del ego personal (aunque esto supuso un proceso, no vamos a negarlo). No tenemos una metodología establecida, es bastante anárquico todo, pero es muy enriquecedor cuando uno lee algo y piensa que está en armonía con lo que queremos transmitir y lo ponemos en común. A nivel formal también es enriquecedor y muy colaborativo cuando nos empeñamos en hacer algo que surge de una idea espontánea (por ejemplo en nuestra última exposición en Photoespaña queríamos imprimir copias en chocolate y grabarlas derritiéndose como parte de la experiencia), entre dos, quizás, es más armonioso llevarlo a cabo. Al menos para nosotros. Por supuesto hay diferencias en la producción y elaboración, a mí personalmente (Blanca) me da mucha satisfacción compartir con David ideas y llegar a materializarlas. Creo que enriquece mucho los conceptos porque la mitad se podrían quedar como buenas (o malas ideas que probar) por el camino. Sin embargo, la mayoría de los procesos creativos, aunque lleven una autoría individual, son obra de más de una persona: obtuvieron inspiración de algo que leyeron, pidieron opinión, se asistió en la elaboración… Muchos trabajos son más colectivos de lo que parecen.
 

¿Cómo veis el sistema del arte en España? ¿Y el mercado? ¿Se puede hoy vivir del arte?

 
Pues creemos que cada vez hay un entramado mercantil del arte más amplio donde se entremezclan disciplinas y eso nos parece muy interesante. También parece que el sistema se diversifica: galerías que se aventuran y viajan cada vez a más ferias, centros de arte no solo públicos, nuevos proyectos multidisciplinarios, más festivales, diferentes iniciativas privadas o residencias (por lo menos a nivel fotografía que es lo que nosotros conocemos más). Sin embargo, no conocemos a casi ningún fotógrafo artista que viva de su exclusivamente de su obra o que no tenga otra profesión u otra fuente de ingresos alternativo. Creemos que este problema viene dado sobre todo por la falta de sensibilidad y educación a nivel cultural, es decir, la falta de consideración para con el concepto de que la cultura y la educación es necesaria. En general en este país, no somos enseñados valores artísticos ni tampoco para considerar la cultura como legado y evolución social más allá del folclore o algo estético sin funcionalidad. Desde hace unos años vemos cómo ha ido creciendo la cantidad de propuestas de capital privado. Lo cual no debe ser un problema, pero conlleva el riesgo de que pueda ser perverso puesto que el fin último de las marcas es el posicionamiento y la monetización quizás por encima de la expresión artística. El arte al servicio del negocio siempre ha existido pero creemos que conlleva un peligro.
 
colectivo de artistas exposición
 
Es muy complicado vivir del arte en este país. No se aprecia ni se valora el trabajo detrás de muchas de las propuestas y, la precariedad y la falta de recursos puede conllevar complicaciones cuando hablamos de la sumersión o implicación total en tu obra. Estás distraído buscándote la vida. Es como si un científico tuviera que estar 8 horas trabajando en donde fuera para, con su tiempo libre después de trabajar, esmerarse en la investigación en el laboratorio. Es una pena porque tenemos amigos de otros países europeos que realmente tienen un entramado de profesionalización, se motiva buscar maneras de financiación de proyecto, oportunidades privadas y públicas o reciben un sueldo por su trabajo y esto permite una dedicación plena. Nosotros desde aquí lo vemos como un lujazo porque tenemos que esforzarnos mucho en otros asuntos que nos distancian del trabajo artístico y rechazar a muchas cosas como quizás una familia.
 

Contadnos en qué consiste el proyecto que presentáis en Saisho.

 
En Saisho presentamos un trabajo en el que hemos estado centrados desde 2015 sobre el término adicción. A raíz de trabajos previos como por ejemplo “Krokodil” o “Junk Love”, o trabajando con alcohólicos en Malasia, habíamos estado hablando con personas que tenían adicción a una sustancia. Sin embargo nos parecía que las razones que llevaban a alguien a querer alienarse y buscar conexión con lo que fuera, se reducía mucho si pensábamos sólo en el enganche químico a las sustancias. Estuvimos investigando, leyendo y trabajando hasta finales del año pasado en este tema (aunque de alguna manera seguimos investigando ahora también). Os vamos a dejar el texto que escribió Pepa González de Underphoto con motivo de nuestra última exposición “It’s a Wonderful Life” dentro del ciclo que organizan llamado Radar.
 
IT’S A WONDERFUL LIFE
En términos históricos, la palabra “adicto” está relacionada con un estado de entrega total, de esclavitud. Socialmente hablado, “adicción” nos remite a connotaciones negativas o no del todo confesables.
Todo ser humano está en permanente relación con el Otro. Incluso aquel que decide vivir en una cueva por 50 años, tiene una relación con el mundo (el Otro) de miedo o falta de interés, de rechazo en última instancia.
En términos relacionales, una adicción es un vínculo fusional con algo, donde se pierden los contornos de todo lo demás, una relación simbiótica de a dos que acaban fundiéndose, a la vez que el sujeto pierde todo nexo con ese Otro que representa la Realidad. Casi todo es susceptible de generar esta fusión. Ocurre en sociedades de primera y de tercera, porque no es cuestión de mundos, de clases, ni de imperios.
El trabajo que estás a punto de ver en esta sala (o que justo acabas de visitar) representa un recorrido visual en torno al concepto de “adicción” en el sentido más amplio y no menos profundo de la palabra.
“It’s A Wonderful Life” nos invita a la pausa y a la reflexión, a la pregunta… a la rebelión…, porque apela a ti, que en mayor o menor medida también formas parte de esta historia.
Tener conciencia y distraerla. Saber, pero engañarse… de qué manera puede uno escapar del íntimo oscuro, de las últimas verdades, de la brutal lucidez, del terror sin nombre…
Qué les mueve a Blanca y David (Leafhopper) a subir río arriba, a viajar a los confines del mundo rastreando febrilmente aquello que nos puede llevar aún más lejos, a buscar a aquel que lo cruzó todo, que entregó su alma y además acertó a volver de alguna manera.
Desde el principio de los tiempos la búsqueda de la completud es el conflicto humano por antonomasia. El anhelo de la plenitud, llenarte o que te llenen, quedar enteramente feliz y satisfecho. ¿Qué sería de Adán y Eva si no?
El sujeto se mueve en una tensa dialéctica entre la búsqueda activa de la gratificación total y la conciencia cierta de que la completud significaría el fin del trayecto, la muerte. En la otra cara de la moneda, está la toma de conciencia de la imposibilidad que quedar completos, totalmente satisfechos.
Asumir la castración (que uno nunca va a quedar perfectamente a gusto) es una de las conquistas más difíciles en la vida. Siempre habrá una “manzana” a la que renunciar y entre tanto, Blanca y David siguen buscando en cada jardín a los que no se resistieron a darle ese último mordisco.
Pepa González
 
 
colectivo de artistas fotografía de viajes
 

Desde que os conozco siempre estáis viajando, pasáis muchos meses al año en distintos países. ¿Cómo influye este “nomadismo” en vuestro trabajo como artistas? ¿Qué buscáis encontrar a través de esos viajes?

 
Nos conocimos en momento vital muy parecido: los dos habíamos roto con nuestras vidas y trabajos más estables para dedicarnos a lo que mejor se nos da. Uno estaba viviendo en Barcelona y otro en Murcia, el viaje ya lo traíamos encima, pero es que además, en ese momento, necesitábamos un lugar nuevo para los dos, por eso el viaje. Al final, después de la breve experiencia en Rusia, nos encontramos por razones diversas en Malasia, viviendo nuestra “falsa luna de miel” (recordemos que las lunas de miel se establecieron como ese periodo de viaje e intimidad en el cual, los dos cónyuges de matrimonios, avenidos normalmente, se conocían realmente porque anteriormente no se conocían mucho). Nos enamoramos del lugar, nos hicimos fuertes y tomamos decisiones muy nuestras porque sólo estábamos nosotros. Así que, el viaje, es muy necesario para nosotros. No sólo como elemento exótico: hemos creado un equipo, el mejor equipo, y somos los mejores compañeros de viaje. Aquí o donde sea y aplicado a toda nuestra vida: personal y profesional.
A veces nos hemos sentido mal por no adaptarnos a lo que se espera socialmente: casa, trabajo o vivir en un sitio concreto. Pero es que no nos atrae demasiado por ahora… Aunque somos muy conscientes de que las necesidades cambian y nos encantaría tener un hogar algún día. Pero por ahora nos enriquece sentirnos en casa aquí y allá. Quizás este nomadismo no influye directamente en nuestro trabajo (aunque concretamente en “It’s a Wonderful Life” es importante el hecho de concebir un proyecto globalmente y que no implique necesariamente un lugar concreto), pero sí que genera un poso: cuanto más viajamos y más gente con situaciones diferentes conocemos, más relativo nos parece casi todo …
 

¿Cómo conjugáis el trabajo comercial con el trabajo más artístico? ¿Para vosotros son mundos completamente opuestos o se retroalimentan? ¿Cuáles son los temas que os gusta explorar en vuestras obras? ¿Creéis que el arte debe tener un componente de crítica social, de reflexionar sobre lo que pasa en el momento histórico que os ha tocado vivir?

 
Cada vez notamos que, con la madurez, hay una predisposición a ser más coherente en los trabajos comerciales, pero ojalá lo fuera todo el rato. Por ahora no podemos decir que así sea. Así que hay que tener la cabeza bien fría para poder separar un tema de otro. Aunque como somos bastante curiosos, estar en situaciones muy dispares nos inspira mucho. Respecto a la crítica, no creemos que necesariamente toda obra deba ser crítica, pero sí creemos que debe haber una implicación real de los artistas en su trabajo. Una obra de arte puede recordarnos los placeres, la arbitrariedad del ser humano, la belleza y la crueldad de la naturaleza. Nosotros valoramos mucho el espíritu crítico, que los conceptos de alguna manera hagan convulsionar aunque sea a través de una belleza caprichosa. Personalmente, los trabajos que nos conmueven son aquellos que nos rompen los esquemas, que nos hacen salir de nosotros mismos … Luego depende el tono. Últimamente nos gusta reírnos. No reírnos de, sino tomar ciertas cosas con perspectiva y sentido del humor. Como cuando uno se cae en público y se ríe con los demás de su torpeza y a la vez de la torpeza humana. Hay un tema que nos obsesiona que es la conexión, los actos de amor para con los demás. Lo del momento que nos ha tocado vivir es interesante porque sin duda hay temas contemporáneos (del ahora) pero al final si uno hila ideas y conoce algo de historia o indaga en ella encontramos que hechos que pasaron hace décadas o siglos podrían equipararse a panoramas actuales. Y esto es muy interesante. Hace poco por ejemplo estuvimos un montón de rato en el museo de historia judía en Varsovia y cuando llegamos a todo el momento más dramático (además el museo está situado en lo que fue el gueto de Varsovia) vas analizando que el acabar exterminando judíos en cámaras no fue de un día para otro y que se fue forjando poco a poco el sentimiento antisemita a través de publicaciones y propaganda. La caída del imperio romano debido a los excesos, los lujos absurdos y la desconfianza de los mandatarios también llevó a una súper crisis y vemos muchos elementos que nos puede recordar a asuntos de hoy.
 
colectivo de artistas fotografía artística
 

¿Cómo ha evolucionado vuestra fotografía a lo largo de los años? Vuestros retratos son muy profundos, en ellos se puede apreciar la personalidad de los retratados, ¿cómo es el proceso para fotografiar a personas y encontrar esa verdad personal? ¿Cómo conseguís que confíen en vosotros?

 
La verdad es que siempre nos ha gustado compartir momentos con gente y retratar. Previamente a los dos por separados, pero juntos igual se potencia la experiencia aunque pasa a ser algo más colectivo, menos íntimo. Una de las fotógrafas favoritas de David es Vanessa Winship, con la que hemos tenido la suerte de estar hace unas semanas en Varsovia en una residencia – taller, puede pasarse semanas buscando aquellas personas en las que deposite su confianza y que juegue el papel que ella quiere en su historia. Conforme pasan los años pensamos que, quizás, más bien somos nosotros los que encontramos a aquellos a través de los cuales queremos contar historias más que que mostremos lo que ellos son. Obviamente la fotografía tiene ese poder de la obviedad y a veces confunde, pero personalmente pensamos que los rasgos de personalidad del común de los mortales son bastante complejos como para plasmarlos en una única fotografía. Sí que es cierto que, el hecho de hacer un retrato, sobre todo un buen retrato, va acompañado generalmente de un momento especial y por eso puede parecer algo místico.
 

¿Cuáles son vuestros proyectos futuros?

 
Ahora tenemos varios proyectos en vista, estamos muy interesados en generar un contenido experimental más allá de la fotografía bidimensional. Nos gustaría avanzar más en este proyecto sobre adicciones de “It’s a Wonderful Life”. También hay una historia familiar que enraíza con una estrategia bélica que tuvo lugar en la II Guerra Mundial y nos sirve para hablar del amor y la guerra. Y estamos muy obsesionados y enamorados de los bosques de coral, y con estudiar e investigar sobre ellos, su importancia en las cadenas tróficas, su belleza y anatomía. Pero al mismo tiempo nos gustaría elaborar un plan de activismo. Estamos muy ilusionados, a ver si lo podemos desarrollar como queremos. A nivel más íntimo y personal, queremos dar orden a todos estos viajes, estancias, idas y venidas en algo que llamaremos “Fake Honeymoon”.
 
colectivo de artistas leafhopper
 
Si quieres ver obras de Leafhopper y de más artistas, te recomendamos que consultes nuestra selección de cuadros abstractos modernos.

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