El sistema del arte occidental con sus grandes museos, instituciones y ferias ha situado el discurso artístico contemporáneo en la más absoluta centralidad. Todo parece ocurrir en estos circuitos de exhibición gigantes, con miles de visitantes atraídos por costosas campañas de publicidad y comunicación. Pero, ¿qué pasa fuera de los grandes centros de poder culturales? ¿Cómo se vive el arte desde la periferia? ¿Cómo trabajan los artistas que no viven en los centros de toma de decisiones? A raíz de estas preguntas, están surgiendo cada vez más iniciativas artísticas que reivindican un panorama cultural que necesariamente ha de ser mucho más descentralizado. Más aún, se está reclamando algo que hasta el momento parecía incompatible con el discurso del arte contemporáneo y abstracto actual que es cada vez más global y unificado: lo local y la posibilidad de la integración del uno en el otro y viceversa.
Néxodos:¿Qué puede aportar la creación artística a la reflexión sobre la periferia?
En este contexto de reivindicación de la periferia del arte surgió en 2017 Néxodos, una plataforma que busca descentralizar la cultura y llevar proyectos artísticos a nuevos espacios y audiencia. «La base del proyecto es el interés por la periferia no solo geográfica, sino también económica, del mercado del arte, de formas nuevas de creación o de la edición independiente, por ejemplo. Nos interesa todo lo que está fuera de foco y también cómo los realizadores contemporáneos se relacionan con esta periferia», señala Gerardo López, uno de los coordinadores del proyecto.
La primera acción de Néxodos se desarrolló ese mismo año en San Román de Candamo, un pequeño pueblo asturianos de menos de 500 habitantes, con un festival de diez días de duración. El propósito de esta primera edición fue reflexionar, a través de la creación contemporánea, sobre la redefinición del medio rural en el siglo XXI, fijando la atención en los éxodos experimentados y en sus consecuencias, más cuando, en el caso concreto de Candamo, desde el siglo XIX las historias de emigración han conformado buena parte de la idiosincrasia de la localidad.
El grueso del festival tuvo lugar en un lugar muy especial para el pueblo: una casa de veraneo de antiguos emigrantes que había hecho fortuna en América y que sus descendientes habían donado a San Román. Durante el siglo XX el inmueble acogió diferentes servicios públicos, como colegio y consultorio médico, pero en 2007 quedó en desuso, circunstancia que aprovecharon trece artistas para intervenir esos espacios desocupados a través del arte contemporáneo. «Era muy importante que los artistas trabajaran específicamente en el contexto. Todas las intervenciones fueron pensadas y creadas para ese espacio, incluso muchas de ellas con materiales del entorno», explica Juan Carlos Andrés, otro de los organizadores. «Además, en paralelo al proyecto expositivo se desarrollaron conciertos, mesas redondas, talleres, proyecciones y otras actividades que facilitaron la interacción entre artistas, vecinos y público en general. Fue impresionante ver cómo se volcaron en San Román con el festival. Aunque muchos de los vecinos no están acostumbrados a tratar con el arte contemporáneo, nuestro discurso artístico, al estar basado en experiencias cercanas a ellos (un edificio histórico del pueblo, el tema de la emigración…) conseguía penetrar en todos, más allá de su relación previa con los artistas o con el arte».
La integración de lo local en la creación contemporánea
Lo complicado de este tipo de proyectos es siempre la financiación. «Nosotros lo hacemos todo por nosotros mismos, por la implicación y por la creencia de que es un proyecto necesario, no para vivir de esto o ganar dinero. Contamos con una pequeña ayuda del Ayuntamiento de San Román y también producimos una pieza de artista que vendemos para conseguir algo de financiación adicional, pero en general todo el proceso se realiza entre los miembros de la asociación», comenta Gerardo. Y es que en la actualidad un grupo interdisciplinar de 14 artistas visuales, músicos, periodistas, gestores culturales y otros profesionales relacionados con la creación contemporánea son los integrantes de la asociación, cuyo principal objetivo es la promoción y difusión de la creación contemporánea mediante el desarrollo de proyectos culturales vinculados a territorios de la periferia, la puesta en valor de espacios alternativos y el impulso de nuevos formatos para la participación ciudadana.
Así, ya se está gestando la próxima edición de Néxodos en San Román, que tendrá lugar del 19 al 28 de julio, «aunque esto no quiere decir que siempre lo vayamos a hacer en San Román, para próximas ediciones queremos trabajar con otras regiones que también se encuentran en la periferia del sistema». En esta segunda edición, la implicación del pueblo será incluso mayor, porque el planteamiento conceptual del proyecto se basa en una reflexión sobre el espacio íntimo, como contenedor de las historias que alimentan la memoria colectiva de una determinada comunidad. En coherencia con esta reflexión, las intervenciones artísticas en esta ocasión se alojarán en una combinación de espacios domésticos y lugares públicos de San Román, relacionados con el legado emocional de la emigración, que conformarán un itinerario visitable dentro del casco urbano del pueblo. Los vecinos de Candamo abrirán sus casas al arte contemporáneo, por lo que el vecindario está implicándose en todo el proceso, no solo ya como visitantes sino como co-organizadores. Casas habitadas, un cine, un bar con salón de baile, una panadería o espacios públicos como el lavadero, la estación de ferrocarril y el Palacio de Valdés-Bazán serán algunos de los lugares que los artistas de esta edición podrán intervenir durante los días que dure el festival.