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Los 8 niveles de experimentación artística: el criterio detrás de ENEAS

En el arte, no todo es intuición. La experiencia estética también puede construirse desde el conocimiento. Por eso, cuando se habla de valorar una obra, no se habla sólo de gustos personales o tendencias del mercado. Se habla de fundamentales. Entre ellos, los 8 niveles de experimentación artística representan una guía clave dentro de cualquier criterio curatorial sólido.

No se trata de un sistema cerrado ni de una fórmula absoluta. Se trata de un marco que permite entender desde qué lugar se construye una obra, cuáles son los recursos que activa, y cómo evoluciona el lenguaje visual del artista a lo largo del tiempo.

Estos niveles de experimentación han sido la base metodológica de múltiples procesos de curaduría llevados a cabo por Saisho. Recientemente, sirvieron como eje conceptual de ENEAS, una experiencia artística, donde más de 100 obras fueron seleccionadas y expuestas en 8 salas, creando un recorrido con un hilo narrativo construido precisamente sobre estos 8 niveles.

Como en ENEAS, este artículo presenta un recorrido por estos niveles que no son escalones, sino una línea recta. Porque cada uno de ellos no es más valioso que el anterior, sino que aporta una perspectiva distinta y complementaria.

1. Composición Formal: Los Cimientos del Arte

El punto de partida. Toda obra tiene una estructura interna, una forma de organizar los elementos que la componen. La composición formal observa eso: la arquitectura visual, el equilibrio, el ritmo. Aquello que da coherencia antes de que intervenga el color o el concepto.

Ejemplo: El trabajo de Rubén Sánchez destaca por el equilibrio geométrico y la composición precisa de elementos, con el dinamismo visual en sus composiciones como bandera.

2. Composición Cromática: La Paleta del Destino

El color no es accesorio. Es decisión y significado. En este nivel, se analiza cómo el artista usa la paleta cromática para generar emociones, contrastes, armonías o rupturas. No se trata de gustar, sino de cómo se piensa y se siente el color.

Ejemplo: Manu Muñoz fusiona tonalidades específicas para evocar contrastes emocionales profundos y dotar de una perspectiva atemporal y contemporánea a la vez a cada obra que ejecuta.

3. Material: La Materia como Memoria

Lo que se elige para construir una obra dice tanto como la obra misma. Pigmentos naturales, telas, maderas, residuos, tecnología. Cada material implica una declaración de intención, una narrativa tácita, y una forma de dialogar con el mundo.

Ejemplo: Las esculturas de Jordi Díez resuenan con la historia contenida en el uso de un material tan complejo como el acero, y empleando el trazo tridimensional para generar reflejos del alma de sus creaciones.

4. Luz: La Revelación

La luz no solo ilumina. Revela, oculta, dramatiza, o suaviza. Este nivel analiza la relación de la obra con la luz, ya sea incorporada en su concepción o en su presentación. En fotografía, pintura, o instalación, la luz es un lenguaje en sí misma.

Ejemplo: La exploración lumínica de Rómulo Celdrán transforma objetos en símbolos de percepción, y el ejercicio del claroscuro recuerda a los tenebristas clásicos de hace 300 años.

5. Trazo: El Rastro del Héroe

El trazo es huella. Es lo que queda del gesto, del movimiento, del cuerpo en acción. Ya sea en pintura, dibujo, o escultura, el trazo es una forma de presencia. Habla de la técnica, pero también de la energía y del carácter.

Ejemplo: El trazo enérgico y gestual de Taher Jaoui, fruto del arte dramático, otorga vitalidad a sus composiciones, generando un caos ordenado y equilibrado al mismo tiempo.

6. Volumen y Profundidad: Construcción de un Nuevo Mundo

Incluso en una superficie plana, hay formas de generar profundidad. Este nivel se enfoca en cómo el artista trabaja la tridimensionalidad, el espacio interno de la obra, la sensación de cuerpo, o la atmósfera que proyecta.

Ejemplo: Alicia Martín juega con la tridimensionalidad, convirtiendo la pintura en un campo narrativo donde las formas parecen moverse y mutar.

7. Textura: La Memoria Táctil del Arte

Lo visual también puede ser táctil. La textura añade capas de sentido, evoca lo sensorial, y, muchas veces, condensa el proceso de trabajo. Un lienzo rugoso, una cerámica pulida, una escultura erosionada: la textura narra sin palabras.

Ejemplo: La sensibilidad táctil de Carla Cascales se traduce en composiciones etéreas y evocadoras, donde la materialidad juega un papel fundamental y conecta la obra con las geometrías fractales que vienen del mundo natural.

8. Técnica: La Maestría y la Consagración

No es sólo el «cómo se hace». Es la culminación de una serie de decisiones formales que revelan el dominio, la coherencia, y la evolución del lenguaje del artista. Una buena técnica no se impone; se percibe en la solidez de la propuesta.

Ejemplo: La maestría técnica de José Luis Serzo da vida a narrativas visuales de gran profundidad, combinando lo figurativo con lo onírico de manera magistral y empleando su obra para contar relatos donde sumergirnos.

En Saisho, estos niveles de experimentación son parte de cada sesión de asesoramiento, de cada propuesta, y de cada decisión. No como un checklist, sino como una forma de abrir conversación, compartir criterio y conocimiento, de acompañar la evolución de colecciones con sentido, y de profundizar en lo que muchas veces se reduce a impresiones o intuiciones.

Si quieres ver cómo estos niveles se han materializado en obras concretas, puedes descargar el catálogo de ENEAS, donde cada artista fue ubicado en uno o varios de estos niveles en función de su obra.

Porque coleccionar también es aprender a mirar. Y aprender a mirar transforma la experiencia del arte.

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