Cuando se trata de inversiones, el arte puede ser una opción atractiva y gratificante. Además de su valor estético, el arte contemporáneo ofrece oportunidades de inversión que pueden generar beneficios tanto financieros como personales. Sin embargo, es importante tomar decisiones informadas y estratégicas al invertir en arte. Tratar el arte como un activo más, implica la necesidad de analizarlo de manera sistemática, viendo sus puntos débiles y fuertes, siguiendo una estrategia de portfolio efectiva.
Tabla de contenidos
Investiga y comprende el mercado del arte
Este es uno de los pasos fundamentales: saber cómo invertir en arte. Entender cómo fluctúa el precio de los artistas, cómo funcionan las modas, las tendencias, la importancia de las exposiciones… Todo esto nos sirve para comprender en qué códigos fijarnos a la hora de valorar la calidad de un artista. Dependiendo de la inmersión del artista en estos códigos, la catalogación de su obra como activo que genere rentabilidad será mucho más sencilla.
Para ello, se recomienda no solo el ir a exposiciones y ferias de arte. También mantenerse informado de la actualidad del arte mediante revistas, páginas webs, blogs o newsletters que nos indicarán cuáles han sido los acontecimientos que debemos tener más en cuenta.
Así será mucho más fácil hacer una predicción a futuro del éxito de un artista, permitiendo saber cómo de rentable resulta esa obra.
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Fíjate en el artista
Trayectoria, técnica, historia y contexto. Esos son los pilares principales a la hora de evaluar a un artista. Su trayectoria se resume en cuántas exposiciones ha tenido en el último año, en qué colecciones está, si ha ido a ferias, si está en colecciones famosas… Esto permite hacerse una idea de la vida laboral del artista (sobre todo si sigue en activo). Conocer su ritmo de trabajo es importante a la hora de plantearse el comprar una obra. Sobre todo por la necesidad de saber si es un artista en activo; si crea de manera habitual, algo que hará subir sus precios conforme se mueva, o si crea de manera puntual, con una obra con muy poco movimiento.
Un ejemplo es el ascenso meteórico de la obra de KAWS, quien en 2015 vio una importante revalorización de sus precios a raíz de una serie de exposiciones en Japón.
Establece un objetivo de inversión
Otro consejo importante es crear un objetivo de inversión. Definir cuál es el objetivo a largo plazo de por qué invertir en arte es lo que sirve para plantear la estrategia. Al ceñirse a una estrategia, esto también ayuda a saber qué tipo de arte comprar. Si pensamos en una inversión a largo plazo, los artistas emergentes y blue-chip suelen ser la mejor opción. En ese sentido, la diferencia principal es que los artistas blue-chip son una inversión segura; su elevado precio hace que la rentabilidad de las obras no sea excesivamente grande. Esa es su principal desventaja.
En cuanto a los artistas emergentes, al estar creando y no haberse consagrado de manera fehaciente en el mercado del arte, suponen una inversión de riesgo con muy altas posibilidades de revalorización. Comprar la obra de un artista emergente, y promocionar su carrera a largo plazo, es una manera sencilla de generar rentabilidad mediante obras de arte.
Define cuál es tu objetivo a largo plazo y qué tipo de obras de arte te gustaría tener en tu colección. Así podrás definir el resto de elementos accesorios, como el estilo de arte, artista y el presupuesto destinado.
Rodéate de expertos
Solamente los grandes coleccionistas conocen este consejo. No es necesario invertir largas horas viendo, yendo e investigando todas y cada una de las obras y galerías del mercado. Para eso hay una serie de profesionales que trabajan de manera directa con los artistas y las instituciones. Esto hace que estén al día de qué pasa en el mercado del arte, y puedan dar una opinión directa y con criterio de determinados artistas.
Saber rodearse de expertos es la manera más sencilla de agilizar todas las estrategias relacionadas con este tipo de inversión. Las decisiones son fundamentadas en datos contrastados, más que en conceptos subjetivos, lo que supone una garantía de seguridad a la hora de decidirse por una obra.
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